Esta
historia empieza en Sotogrande
o en Puerto
Banús
hay
mercedacos y lambos en el parking
unas lonchas
del quince sobre la mesa de cristal
aspiro la
más Rocío Jurado
siento cómo
la euforia y el aplomo me atrapan
llevo la voz
cantante
saboreo cada
palabra de mi discurso que luego olvido
estoy
rodeado de gente, mis amigos
pero no
distingo sus caras
están ahí
porque quieren que me calle
para hablar
ellos
no les voy a
dar el gusto
chasqueó
los dedos y pido la cuenta
como si
fuera un insulto, un pecado
mi coche
parece una cárcel último modelo
sus luces me
asustan y me reconfortan a la vez
tomo una
carretera al azar
sé que a un
lado está la playa
y, al otro,
la montaña
algo me dice que acelere y gire bruscamente
sigo en línea recta, parece lo más lógico
si no sabes
dónde vas