¡Cuánto tiempo perdido
esperando la
llegada
de tus
negros búlgaros!
¿Vendrán a
tomar cartas
en este cartilaginoso
asunto?
¿Desharán el
nudo inasible
de nuestras
conversaciones?
Esos tipos
fornidos y esquivos,
que nunca
dicen una cosa por otra
y miran con
ojos de taxidermista.
hablando de
sus cosas,
ajenos a
todo el dolor
que han
causado, felices.
¡Cuánto
tiempo perdido
esperando la
llegada
de tus
negros búlgaros¡
Ahora que
los minutos
son migajas
de pánico entre los dedos.
Ahora que la
banalidad se traviste
de tragedia
y todo lo contrario.
Ahora que
todos nuestros amigos
se han
marchado por donde vinieron.
Ahora que
nos calienta
sin piedad el
sol las cicatrices.
Tal vez
podamos,
tú y yo,
parar el
tiempo
con la mano
y fingir que
tus negros
búlgaros
no van a
llegar nunca.
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